Vosotros

jueves, 26 de julio de 2012

06* Un asunto pendiente.



Liberty.
Con su eterno cielo gris. Con esa brisa que hacía estremecer de frío. Con sus casas de madera y humo en las chimeneas. Con el bosque oscuro detrás, y la playa delante.
Llegué a mi casa, la cerré, y corrí a mi habitación. Oí ruidos en la cocina, y supuse que era mi madre.
-¿Cat, estás ahí?
Respondí con un portazo. Me senté en mi silla al lado de la ventana, perdiendo mis pensamientos entre las nubes amenazadoras de tormenta.
-¿Cat?-dijo mi madre, abriendo la puerta.- ¿estás bien?
No respondí.
Se sentó a mi lado, en la cama.
-Me puedes decir lo que sea.
Asentí.
-¿Te acuerdas de Luk?-empecé.
-¿El delgaducho con cara de estreñido?
Sonreí.
-El mismo. Pues hace una hora vino aquí y me dijo que su hermano, Rob, había desaparecido.
-¿Ah? ¿Luk tiene hermano? ¿Lo conoces?
-Sí.
-¿Y qué tal es?
-Es simpático.-dije, recordando el casi pero no beso.
-¿Y?
-¿Y qué?
-¿Es guapo?
-Mamá…
-Vamos, dime.
-Bueno…
Le señalé la foto de sus ojos, la que hice el día en que nos conocimos.
-Es él.
-Wow. Bonitos ojos. No me hace falta ver lo demás para saber que es un rompecorazones.
Sacudí la cabeza. Mi madre jamás cambiaría.
-¿Y qué más pasó?
-Pues que de repente apareció Rob cuando Luk se había ido, y me llevó a la playa.
-Mmm…muy romántico…
-Cuando le pregunté qué pasaba, no me quiso decir nada y me fue a besar, pero al final se arrepintió y me fui corriendo.
-Bah, hombres. No hagas caso. Los White no te merecen. Vamos, Cat, te prepararé palomitas y veremos una película. Te dejo escoger a ti.-se levantó y se fue.
Sonreí otra vez. Cada vez que estaba triste, mi madre y yo veíamos una película. Y siempre se me pasaba todo.
Pero esta vez, era diferente. Rob era diferente. ¿Por qué? No entendía nada. ¿Por qué Luk decía que había desaparecido, si estaba aquí mismo?
-Hola, ¿comisaría de Liberty?-pregunté por teléfono.
Había decidido tomar cartas con el asunto.
-Sí, ¿qué pasa?-respondió una voz masculina, no muy alegre.
-¿Han recibido algún caso de desaparición últimamente?
-No, desde hace años. ¿Con qué causa pregunta eso?
-Nada, curiosidad. Gracias, y perdón las molestias.-colgué.
Luk había mentido. Y yo averiguaría el por qué de toda esta tontería.
-Mamá, voy a salir.
-¡Pero si cenaremos en nada…!-protestó.
Suspiré. Mis planes podían esperar a mañana.
-Vale, saldré mañana.

...
-¿Cat, qué haces aquí?-dijo un Luk muy confundido.
Había decidido ir al lugar que más odiaba en ese momento. Chez White. 
Le aparté y entré en la casa sin su permiso.
-¿Rob?-grité con todas mis fuerzas en la casa.
-Pero, Cat…-dijo Luk. Lo ignoré.
Recorrí todas las habitaciones de la casa, pero parecía que allí no había nadie.
-¿Rob? –grité más fuerte por la ventana.- ¿Hay alguien?
Entré en la última habitación que me quedaba por ver. La habitación de Rob y de Luk.  Abrí la puerta, y me quedé con la boca abierta.
Era una habitación sencilla, con un escritorio al lado de la ventana, dos camas y algunas cosas desperdigadas por ahí. Pero eso no fue lo que me sorprendió.
Había fotos mías por todas partes. Fotos de mí, en el parque, en clase, haciendo fotos yo a algo, riéndome, llorando, comiendo un helado, poniéndome un sombrero en una tienda, en la playa. Un montón de escenas que había intentado olvidar con todas mis fuerzas estaban allí, plasmadas, colgando en una pared. Eran más que recuerdos.
-Sé que esto parece algo psicópata, pero es que no podía parar de pensar en ti.-dijo una voz a mis espaldas.
Me giré, con lágrimas en los ojos-últimamente lloraba más de lo habitual-y un corazón en mil pedazos. Miré a Luk.
-Te odio.-murmuré.
Él sonrió, triste. Me acordé cuando todo había cambiado. Los había pillado, a él y a ella. Ella era una chica muy simpática, con pelo rizado rubio y los ojos oscuros como la noche. Ella no sabía que Luk tenía novioa. Nos engañó a las dos. Ella, Danielle, se convirtió en una gran amiga mía. Odiábamos a la misma persona, por el daño que nos había hecho. El mismo dolor.
-Fui un estúpido. ¿Sabes que siempre te había querido a ti? Sólo a ti. Pero esa noche no sé qué me pasó. Sé que jamás me perdonarás, y te entiendo. Yo tampoco me he perdonado a mí mismo. Te perdí para siempre. Soy imbécil.
Cerré los ojos. No quería escuchar nada más. No quería verle nunca más.
-Te quiero.-murmuró a mi oído.
Y me besó. Mis lágrimas empezaron a recorrer mis mejillas. El tacto de su piel me dolía. Luk besó mis lágrimas, me besó, me abrazó. Yo me quedaba quieta, sin hacer nada, como si fuera una estatua.
No lo soporté más. Abrí los ojos, y le empujé con todas mis fuerzas. Él cayó al suelo, desconcertado, y yo me fui corriendo por las escaleras.
Cuando salí de la casa, mi corazón volvió a latir con normalidad.
Cuando corría por las calles de Liberty, con la lluvia golpeando con furia mi rostro, mezclando mis lágrimas con las suyas, choqué con alguien.
-¿Caterina?-oí una voz familiar.
-¿Rob?-conseguí decir, con la voz rota.
Tenía a Rob delante, completamente empapado. Su pelo rojo, oscuro por el agua, le caía por la frente, y sus ojos grises eran más bellos de lo normal.
-¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado?-me abrazó, intentado consolarme.
-Luk…-murmuré. Miré por encima de mi hombro, temerosa de que me hubiera seguido.
En la calle no había ni Dios.
-¿Qué te ha hecho él esta vez?-dijo, mirándome directamente a los ojos.
No iba a decírselo. No, claro que no.
-Nada-mentí.
-Caterina…
-No me llames así.
-Como si quiero llamarte Pepa de las Flores. Y no me cambies de tema.
Nos quedamos mirando así. Me gustaba discutir con él.
Con el pulgar, me empezó a acariciar lentamente la mejilla. Sonreí.
-Siento lo de ayer. No sé qué me cogió.
-Da igual.
-No, no da igual. ¿Sabes por qué?
-¿Qué?-pregunté, extrañada.
-Porque tenemos un asunto pendiente, Caterina.
Y me besó.
No fue como el beso de Luk, rápido, hambriento, doloroso. Fue un beso suave, dulce. Un beso como una caricia, leve como un suspiro.  

1 comentario:

  1. El capitulo esta genial, como siempre! Oye, te he agregado a mi lista de blogs, pasate cuando quieras, pero solo estoy empezando!

    ResponderEliminar